Descubre cómo proteger tu vehículo de las granizadas en Bogotá, los pasos que tomé para salvar mi carro usado y consejos de expertos para reparar daños por granizo.
Carlos Andrés Moreno
hace 20 días
Vivir en Bogotá significa estar preparado para sus impredecibles cambios climáticos. Un día soleado puede convertirse rápidamente en una tormenta de granizo que amenaza la integridad de nuestros vehículos. Como propietario de un carro usado, enfrenté este desafío cuando una fuerte granizada sorprendió a la capital colombiana. Esta es la historia de cómo mi vehículo sobrevivió y las lecciones que aprendí en el proceso.
Las granizadas en Bogotá no son un fenómeno nuevo, pero su intensidad ha aumentado en los últimos años. Según datos del IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales), las precipitaciones de granizo se han incrementado un 15% en la última década, especialmente en zonas como Chapinero, Usaquén y Suba.
Era un martes por la tarde cuando el cielo bogotano comenzó a oscurecerse. Me encontraba en una reunión de trabajo en la zona norte de la ciudad cuando las primeras alertas meteorológicas llegaron a mi celular. Para cuando salí, ya era demasiado tarde: piedras de hielo del tamaño de canicas golpeaban sin piedad los vehículos estacionados, incluido mi Renault Logan 2015.
Mi corazón se aceleró al ver cómo mi fiel compañero de cuatro ruedas recibía el impacto de la naturaleza. A diferencia de muchos propietarios de vehículos nuevos, quienes poseen carros usados sabemos que cada abolladura representa una inversión significativa en relación al valor total del vehículo.
Cuando finalmente pude acercarme a mi vehículo, la escena era preocupante pero no catastrófica. El capó presentaba varias abolladuras pequeñas, el techo había sufrido impactos considerables y uno de los retrovisores mostraba una grieta. Sin embargo, los vidrios permanecían intactos y la funcionalidad del vehículo no parecía comprometida.
Según estadísticas de Fasecolda (Federación de Aseguradores Colombianos), los daños por granizo representan aproximadamente el 8% de las reclamaciones por eventos naturales en Colombia, con un costo promedio de reparación entre 1.5 y 3 millones de pesos, dependiendo de la severidad.
Lo primero que hice fue documentar exhaustivamente los daños. Tomé fotografías desde todos los ángulos posibles y grabé un video detallando cada impacto. Este paso resultó fundamental para el posterior trámite con el seguro.
A pesar de que los daños parecían principalmente estéticos, decidí realizar una revisión técnica inmediata para descartar problemas ocultos. Acudí a un taller de confianza en el sector de Puente Aranda, donde realizaron las siguientes verificaciones:
El diagnóstico confirmó que los daños eran principalmente estéticos, con abolladuras en el capó, techo y una pequeña parte del baúl. El costo estimado de reparación tradicional ascendía a aproximadamente 1.8 millones de pesos.
Tras investigar y consultar con varios especialistas, descubrí que existían dos caminos principales para recuperar la apariencia de mi vehículo:
Este método implica trabajar la lámina afectada, aplicar masilla, lijar y finalmente pintar. Aunque efectivo, presenta algunas desventajas:
También conocida como "desabollado sin pintura", esta técnica consiste en manipular el metal desde el interior para devolverlo a su forma original sin afectar la pintura. Sus ventajas incluyen:
Opté por la técnica PDR, una decisión que resultó acertada para mi carro usado. Encontré un taller especializado en esta técnica en la zona de Fontibón, donde profesionales con más de 10 años de experiencia trabajaron meticulosamente en cada abolladura.
Afortunadamente, contaba con una póliza de seguro todo riesgo que incluía cobertura por eventos naturales. Sin embargo, el proceso no fue tan sencillo como esperaba.
El proceso con mi aseguradora siguió estos pasos:
Un dato importante: según la Superintendencia Financiera de Colombia, solo el 47% de los vehículos en el país cuentan con seguros que cubren eventos naturales como granizadas, lo que deja a más de la mitad de los propietarios desprotegidos ante estos fenómenos.
Inicialmente, la aseguradora propuso la reparación tradicional en un taller autorizado. Sin embargo, tras presentar cotizaciones comparativas y argumentar los beneficios de la técnica PDR, logré que aprobaran esta alternativa, que además resultaba más económica para ambas partes.
Esta experiencia me dejó valiosas lecciones que quiero compartir con otros propietarios de vehículos usados en Bogotá:
Si te sorprende una granizada y no tienes acceso a un refugio cubierto, puedes:
Un consejo de oro: nunca subestimes una nube oscura en Bogotá, especialmente entre marzo-mayo y septiembre-noviembre, los períodos con mayor incidencia de granizadas según el IDEAM.
Tres días después de dejar mi vehículo en el taller especializado en PDR, recibí la llamada para recogerlo. La transformación fue sorprendente: aproximadamente el 95% de las abolladuras habían desaparecido por completo. Las pocas marcas restantes eran prácticamente imperceptibles para cualquiera que no supiera exactamente dónde mirar.
El costo final fue de 1.2 millones de pesos, de los cuales pagué solo 120.000 pesos correspondientes al deducible del 10%. La inversión de tiempo y dinero valió completamente la pena, pues mi carro usado mantuvo su valor y apariencia original.
Aunque la reparación fue exitosa, implementé algunas medidas adicionales para proteger la inversión:
No, el SOAT solo cubre daños corporales en accidentes de tránsito. Para protección contra eventos naturales como granizadas, necesitas un seguro todo riesgo con cobertura específica para estos eventos.
La mayoría de las aseguradoras en Colombia establecen un plazo de 3 a 5 días hábiles para reportar el siniestro. Sin embargo, es recomendable hacerlo dentro de las primeras 24 horas para evitar complicaciones.
No. Esta técnica es efectiva para abolladuras pequeñas y medianas donde la pintura no se ha dañado. Si la lámina está muy deformada o la pintura está rota, probablemente necesitarás una reparación tradicional.
Si la reparación se realiza correctamente, especialmente con técnicas como PDR que preservan la pintura original, el impacto en el valor de reventa es mínimo. Las reparaciones tradicionales con repintado pueden afectar ligeramente el valor, especialmente en vehículos de gama alta.
Sí, en el mercado colombiano puedes encontrar cobertores especiales antigranizo fabricados con materiales acolchados que absorben el impacto. Estos cuestan entre 200.000 y 500.000 pesos, dependiendo del tamaño y calidad.
Mi experiencia con la granizada en Bogotá me enseñó que, con las medidas adecuadas y conocimiento sobre las opciones de reparación, un carro usado puede sobrevivir incluso a los embates más duros de la naturaleza. La combinación de prevención, respuesta rápida y elección inteligente de métodos de reparación marcó la diferencia en mi caso.
Si eres propietario de un vehículo usado en Bogotá o cualquier ciudad con riesgo de granizadas, te invito a implementar estas recomendaciones. La inversión en prevención siempre será menor que el costo de reparación, y conocer tus opciones te dará tranquilidad cuando enfrentes situaciones similares.
¿Has experimentado una situación similar con tu vehículo? ¿Tienes otras recomendaciones para proteger los carros usados de las inclemencias del clima bogotano? Comparte tu experiencia en los comentarios y ayudemos a crear una comunidad más informada de propietarios de vehículos usados.